El equilibrio perfecto
(A Dios rogando...)


Dicen que una vez, Jesucristo salió con sus Apóstoles y volvió a la Tierra. Quería ver como andaban las cosas que Él había dejado por acá. Iban por esos campos de Dios y era tiempo de lluvia. De repente se encontraron con un hombre malhumorado, a quien se le había atascado la carreta en medio de un lodazal grande.

El hombre estaba embarrado de lodo hasta las rodillas, jalaba con una cuerda, cargaba piedras, subía la rueda y la volvía a bajar, y en el transcurso, decía muchas barbaridades. Entonces San Pedro miró a Jesús y le dijo: "¡Señor, castígalo!", Jesús le preguntó "¿Cómo? Pedro, tanto tiempo de cristianismo y todavía no has aprendido? ¿Cómo voy a castigar al pobre hombre? Vayan todos a ayudarle a sacar la carreta". San Pedro insistió: "Pero ¿no escuchaste lo que dijo?", Jesús replicó: "¡Que importa lo que dijo! ¡Lo importante es lo que hace! Vayan, vayan a ayudarlo".

Fue Pedro con todos los apóstoles y les fue fácil sacar la carreta del lodo. Sin embargo, el hombre no agradeció mucho lo que hicieron por él, sino que subió a su carreta y se fue.

Siguieron caminando por la región y encontraron otro lodazal grande como el anterior, pero ahora estaba otro hombre a quien se le había atascado su carreta. El hombre que estaba arriba del carro también empantanado hasta el eje, se puso de rodillas y comenzó a rezar con mucha humildad: "Señor Dios, tu que eres bueno, ayúdame, sácame de este atascadero. Te pido que envíes a tus santos apóstoles y a los ángeles a que me ayuden..."e saquen el carro de acá, y siguió San Pedro pregunto a Jesús :"¿Vamos a ayudarle?", "No" dijo el Señor. "No le ayuden a nada". "¿Como?" dijo Pedro. "Te digo que no hay que ayudarle, vamos, sigamos". Y siguieron y lo dejaron en el lodo.

San Pedro sentía autoridad en la Iglesia, pero tenía que hacerle caso al Señor. Por eso, cuando estaban medio alejados, San Pedro dijo: "Señor, no es que yo quiera corregirte, pero no entiendo qué es lo que pasó".

"¿Cómo que no entiendes qué es lo que paso?". "Si" dijo San Pedro, "al otro hombre que era un renegado, que estaba tratando de sacar el carro, si nos enviaste a que lo ayudáramos y ni siquiera nos dio las gracias, y a este que puso toda la confianza en nosotros y rezaba y nos alababa, a él no pudimos ayudarlo".

"Justamente", dijo el Señor "el primer hombre hacía todo lo que él podía y por eso merecía ser ayudado. Este otro era un cómodo, que quería que nosotros le solucionáramos todo. ¡No señor! Que se baje y que se embarre. Y entonces sí que le vamos a ayudar".

A Dios rogando y con el mazo dando...


"Trabaja como si todo dependiera de ti, pero reza, como si todo dependiera de Dios".